El azúcar en sangre, o glucosa, es una molécula esencial para el funcionamiento del cuerpo humano, ya que proporciona la energía necesaria para las células. Este nivel de glucosa es regulado principalmente por las hormonas insulina y glucagón, que aseguran que se mantenga en rangos adecuados. Sin embargo, los desequilibrios en estas regulaciones pueden desencadenar afecciones como la hipoglucemia y la hiperglucemia, que, si no se tratan, pueden tener consecuencias graves para la salud.